(ZENIT Noticias / París, 14.04.2025).- En un cambio notable que pocos previeron, Francia está presenciando una ola sin precedentes de bautismos de adultos esta Semana Santa, con la Iglesia católica registrando su mayor número de catecúmenos en más de dos décadas. Más de 17.800 personas (10.384 adultos y más de 7.400 adolescentes) serán bautizadas durante la Vigilia Pascual del 19 de abril, según una encuesta nacional realizada por la Conferencia Episcopal Francesa.

Este fenómeno espiritual no se trata solo de cifras; se trata de quiénes lideran el camino. Por primera vez, los jóvenes adultos de entre 18 y 25 años conforman el grupo demográfico más numeroso entre los nuevos adultos conversos, superando a los de entre 26 y 40 años que tradicionalmente dominaban las estadísticas. Casi el 42 % de los catecúmenos adultos son estudiantes o jóvenes profesionales, lo que marca un cambio generacional que sugiere una creciente sed espiritual entre los jóvenes en una sociedad cada vez más secularizada.

“Esto no es una ola pasajera”, declaró el arzobispo Olivier de Germay de Lyon, obispo nacional responsable del ministerio catecumenal. “Es una señal que exige discernimiento y misión”. En su comentario que acompaña al informe, instó a las parroquias locales a no considerar el bautismo como una meta, sino como el comienzo de un camino comunitario y personal de discipulado. “Toda la Iglesia debe reconocer su responsabilidad colectiva de acoger, nutrir y acompañar a estos nuevos cristianos”, añadió.

Si bien el secularismo sigue definiendo gran parte del discurso público francés, la Iglesia observa una contracorriente espiritual, especialmente entre los jóvenes. Las parroquias urbanas, en particular, reportan un aumento en la asistencia y la participación. La diócesis de Lille, por ejemplo, describió sus celebraciones del Miércoles de Ceniza a principios de este año como un hito histórico. “Tuvimos casi mil personas en San Mauricio por la noche; muchos eran jóvenes que asistían por primera vez”, informó el padre Benoist de Sinety.

El auge entre los catecúmenos adolescentes es igualmente sorprendente, con un incremento del 33% con respecto al año anterior. Más de 7400 jóvenes de entre 11 y 17 años se preparan para ser bautizados esta Pascua, lo que refleja un impulso paralelo entre los adolescentes franceses y sus familias. La Conferencia Episcopal ha vinculado este movimiento a los eventos mundiales de la Iglesia, señalando el Jubileo de los Jóvenes en Roma como una próxima oportunidad para que estos nuevos creyentes se conecten con sus compañeros de todo el mundo.

Pero el avivamiento no se limita solo a los jóvenes. Durante la última década, Francia ha experimentado un asombroso crecimiento del 160% en los bautismos de adultos, pasando de poco menos de 4.000 en 2015 a más de 10.000 en 2025. Cécile Eon, delegada nacional para el catecumenado de adultos, calificó la tendencia de «impresionante y sostenida», señalando que el aumento ha impuesto nuevas exigencias a los equipos diocesanos: «Las solicitudes siguen llegando. Tenemos que reorganizar y ampliar nuestras estructuras de formación».

El movimiento es tan diverso como dinámico. Si bien muchos catecúmenos provienen de trasfondos cristianos, una proporción cada vez mayor declara no tener afiliación religiosa ni formación espiritual previa. Otros describen experiencias a través de otros sistemas de creencias (budismo, esoterismo o tradiciones animistas) antes de encontrar su camino hacia la Iglesia. Un estudio de 2021 reveló que aproximadamente el 17% de los catecúmenos franceses tenían experiencia espiritual previa fuera del cristianismo.

Las mujeres siguen superando en número a los hombres entre los adultos conversos, representando el 63% de los catecúmenos de este año. Mientras tanto, la brecha entre zonas urbanas y rurales ha vuelto a cambiar, y las parroquias urbanas han experimentado el crecimiento más rápido tras dos años de expansión rural.

A nivel mundial, la experiencia francesa refleja signos más amplios de renovación. En Estados Unidos, el descenso a largo plazo en la autoidentificación cristiana parece estar disminuyendo. Datos recientes del Pew Research Center indican que el 62% de los adultos estadounidenses todavía se identifican como cristianos, una cifra que se ha mantenido relativamente estable desde 2019. Si bien la secularización sigue siendo una tendencia dominante en Occidente, nuevos movimientos —a menudo de base, impulsados ​​por jóvenes y centrados en los sacramentos— están redefiniendo discretamente el panorama espiritual.

Como reflexionó el arzobispo de Germay, la diversidad de caminos espirituales que llevan a las personas al bautismo revela algo profundo: «No imaginemos que todo esto sucedió sin nosotros», escribió. Las cartas que recibimos de los catecúmenos muestran claramente las múltiples maneras en que el Señor ha obrado —a veces silenciosamente, a veces de forma espectacular—, pero siempre personalmente.

Si la Iglesia escucha, esta Pascua podría no ser solo una celebración de Cristo resucitado, sino también un resurgimiento de la esperanza en lugares donde la fe parecía latente durante mucho tiempo.

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