(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 06.11.2024).- Ciudad de México podría marcar un antes y un después en la legislación sobre el aborto a nivel mundial, al avanzar hacia la despenalización total del aborto en cualquier etapa de gestación, incluso hasta el noveno mes. Esta propuesta de reforma, impulsada principalmente por el partido Morena y el PRI, ha generado un intenso debate social y político que abarca temas de derechos, ética y el papel del Estado.

La iniciativa fue originalmente planteada por la diputada del PRI Tania Larios y posteriormente retomada por la diputada de MORENA Yuriri Ayala Zúñiga.

Una reforma histórica: ¿hacia la despenalización total del aborto?

El dictamen, que ya fue aprobado por las comisiones de Administración y Procuración de Justicia y de Igualdad de Género del Congreso local, elimina los artículos del Código Penal que hasta ahora penalizaban el aborto después de las 12 semanas. Con esta reforma, Ciudad de México se convertiría en la primera entidad en el mundo en eliminar completamente las barreras temporales para matar un bebé en el seno materno. Desde 2007, año en que se legalizó el aborto hasta las 12 semanas, más de 270,000 mujeres han recurrido a este servicio de salud en la capital, si bien no se conocen los datos del sector privado.

Para el partido en el poder y sus aliados, esta reforma representa un “avance” en los derechos de las mujeres. «Por primera vez, el derecho penal dejará de ser la herramienta de control sobre las decisiones de las mujeres en este tema», explicó Rebeca Ramos, directora ejecutiva del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), al diario El País.

Argumentos de los opositores: una visión crítica

Los partidos opositores, en especial el Partido Acción Nacional (PAN) y algunos miembros del Partido Verde, han lanzado fuertes críticas contra la iniciativa, afirmando que elimina cualquier protección para el feto incluso en etapas avanzadas del embarazo. La diputada panista América Rangel advirtió que, de aprobarse la reforma, «se podría abortar incluso un minuto antes del parto».

Organizaciones y ciudadanos preocupados por la reforma también han hecho oír su voz. Durante la noche del 4 de noviembre, el Colectivo Mujeres de México proyectó mensajes en el Congreso local exhortando a los legisladores a votar en contra. «Voten con el corazón», decía uno de los mensajes, mientras otros calificaban la medida de «genocidio» y urgían a los diputados a «no manchar la Ciudad de México con más sangre de inocentes».

¿Qué dice la Iglesia católica en México?

A través de un comunicado del 6 de noviembre, el episcopado mexicano reconoció que “Esta iniciativa, que busca la despenalización total del aborto en la Ciudad de México, y que probablemente se extenderá a otros estados de la República, no solo eliminaría el límite actual de las doce semanas de gestación, sino que abriría la puerta a la terminación del embarazo en cualquier momento. Más aún, pone en riesgo la salud y la vida de las mujeres al crear la falsa percepción de que el aborto es seguro y es la única opción ante un embarazo en circunstancias difíciles”. Y puntualizan: “Como pastores, no podemos permanecer en silencio ante una medida que, bajo el argumento de defender derechos, en realidad desconoce el derecho humano más fundamental: «el derecho a la vida desde la concepción hasta su muerte natural», y abandona a las mujeres a decisiones que pueden marcar dramáticamente sus vidas”.

Más adelante los obispos señalan: “Nos comprometemos a continuar brindando asistencia espiritual y material a quienes lo necesiten, y extendemos nuestra comprensión, misericordia y amor hacia aquellas que han vivido el drama del aborto. México necesita paz, y las mujeres son fundamentales agentes de ella; reconocemos y valoramos su entrega diaria en el cuidado de sus hijos, los ancianos y sus familias. El derecho a la vida no es una cuestión de ideología, ni de simple opinión política. La vida humana, que describen las ciencias biológicas, manifiesta un significado y trascendencia que ninguna ley positiva puede eliminar ni cambiar”.

Un llamado al diálogo y apoyo para madres en situación de vulnerabilidad

El Frente Nacional por la Familia y otros grupos han solicitado abrir un diálogo que incluya a los sectores en contra de la reforma. Estos grupos consideran que, en lugar de eliminar las penas por aborto, el Congreso debería implementar políticas para brindar apoyo y opciones a las mujeres que enfrentan embarazos no deseados, evitando así que sean «cosificadas» o que su situación sea aprovechada por terceros.

Más allá de lo legal: un cambio en el paradigma del aborto en México

Esta iniciativa pone en relieve una diferencia fundamental entre despenalizar y legalizar el aborto. Despenalizar, según el Diccionario Panhispánico del Español Jurídico, implica que el acto deja de ser castigado, mientras que legalizarlo supone que el Estado lo regula activamente. En este caso, se eliminarían las sanciones penales, pero no implicaría la obligatoriedad del Estado de proporcionar servicios más allá de los actuales.

Con los avances en la Ciudad de México, el país sigue debatiendo cómo abordar este tema en sus distintos estados. La mayoría de las entidades que han despenalizado el aborto mantienen un límite de 12 semanas, y esta medida en la capital podría presionar a otras regiones a reconsiderar sus posturas. La reforma también plantea un desafío a las estructuras legales y sociales en un país profundamente dividido en cuestiones de fe, derechos y justicia social.

¿Qué sigue para la Ciudad de México?

El dictamen todavía requiere votación en el pleno del Congreso local. Sin embargo, dada la mayoría legislativa de Morena y sus aliados, se espera que la reforma sea aprobada sin contratiempos, marcando un precedente sin igual en la legislación mexicana y mundial. De aprobarse, la capital daría un paso hacia un modelo de aborto sin límites de tiempo, transformando no solo el panorama de derechos reproductivos, sino también abriendo un debate cultural y ético que resonará más allá de sus fronteras.

Este cambio normativo en Ciudad de México refleja el crecimiento de un movimiento global que redefine los límites entre los derechos de las mujeres y las legislaciones que los regulan.

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