(ZENIT Noticias / Vilnius, 10.09.2024).- El arzobispo Georg Gänswein, exsecretario privado de Benedicto XVI, ha iniciado oficialmente su nuevo papel como nuncio apostólico en los países bálticos. En una ceremonia protocolaria celebrada el viernes 6 de septiembre, Gänswein entregó sus cartas credenciales al presidente lituano, Gitanas Nauseda, en el Palacio Presidencial de Vilnius, marcando su asunción formal como representante del Vaticano en Lituania, Letonia y Estonia.
La llegada de Gänswein no solo marca un nuevo capítulo en su nueva carrera diplomática, sino también una reafirmación de los estrechos lazos entre la Santa Sede y las naciones bálticas, particularmente en un contexto geopolítico complejo marcado por el conflicto en Ucrania.
Una figura destacada en el Vaticano
Gänswein, quien recientemente celebró 40 años de sacerdocio, es reconocido por su prolongada relación con el difunto Papa Benedicto XVI, de quien fue secretario privado durante muchos años. Su influencia en el Vaticano le ha otorgado una posición de notable visibilidad, y ahora asume un nuevo desafío como embajador papal en una región históricamente clave para la Iglesia católica en Europa del Este.
El presidente Nauseda, en su bienvenida, subrayó el papel que la Iglesia católica ha jugado en la historia de Lituania, especialmente durante las ocupaciones soviéticas y zaristas, cuando sirvió como un pilar de resistencia y fortaleza para la población. La relación especial entre Lituania y la Santa Sede, destacó Nauseda, es un testimonio de esa historia de lucha por la libertad.
Un mensaje de esperanza para Ucrania
En el discurso posterior a la entrega de credenciales, Nauseda aprovechó la oportunidad para hablar sobre la situación actual en Europa del Este, haciendo un llamado enérgico a la comunidad internacional para que siga brindando apoyo a Ucrania en su defensa frente a la agresión rusa. El mandatario lituano hizo hincapié en que la paz en Europa depende de un respaldo decidido a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, subrayando que cualquier desenlace que no sea la victoria ucraniana tendrá graves repercusiones para la seguridad del continente.
En este sentido, el presidente pidió al Vaticano que continúe su apoyo a Ucrania, tanto en el ámbito diplomático como en la asistencia humanitaria, particularmente para los refugiados que han huido del conflicto. La Iglesia católica ha sido un actor clave en el esfuerzo de ayuda a los afectados por la guerra, y Nauseda expresó su confianza en que el liderazgo de Gänswein mantendrá esa línea de cooperación activa.
Un legado de resistencia y fe
La historia de Lituania está ligada a la figura del Papa Juan Pablo II, cuya visita tras la independencia en 1993 fue un momento crucial para la reconstrucción moral y espiritual del país. Las palabras del pontífice, «¡No tengáis miedo!», resonaron profundamente entre los lituanos en un tiempo de incertidumbre y han adquirido una relevancia renovada en el contexto del actual conflicto en Ucrania, según Nauseda.
Estas tres palabras, recordó el presidente, siguen siendo un faro de esperanza no solo para Lituania, sino para toda Europa, que enfrenta nuevas amenazas a su estabilidad y paz. La presencia de Gänswein en la región simboliza el compromiso continuo de la Iglesia con los ideales de libertad y justicia.
Desafíos futuros para Gänswein
La designación de Gänswein como nuncio apostólico para los países bálticos se produce en un momento en que la diplomacia vaticana desempeña un papel crucial en los esfuerzos por mediar en conflictos y fomentar la paz. La misión que ahora asume no es solo pastoral, sino también profundamente política, en una región que observa con inquietud la evolución de la guerra en su vecino del este.
El nuevo embajador papal tendrá la tarea de mantener y fortalecer los lazos entre la Iglesia y las naciones bálticas, al tiempo que busca construir puentes en un entorno internacional marcado por la tensión y la incertidumbre. Con su vasta experiencia en el Vaticano y su cercanía a Benedicto XVI, Gänswein parece estar bien preparado para enfrentar los desafíos que este rol exige.
En resumen, la llegada de Georg Gänswein a Lituania no solo refuerza la presencia del Vaticano en los países bálticos, sino que también coloca al arzobispo en una posición clave en uno de los contextos geopolíticos más delicados de Europa. Su nombramiento, en medio del conflicto en Ucrania, es un recordatorio de la influencia moral y diplomática que la Santa Sede puede ejercer en los esfuerzos por la paz y la justicia en el mundo.
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