(ZENIT Noticias / Roma, 18.06.2024).- Diez años después de haber iniciado su pontificado, el Papa sigue teniendo “primeras veces”. Durante la segunda semana de junio de 2024 el Papa tuvo “tres primeras veces” con auditorios muy distintos: comediantes, líderes políticos del G7 y un grupo de banqueros y empresarios de alto nivel.
104 comediantes y un sacerdote jesuita (oficialmente el Vaticano los denominó “artistas del humor”) acudieron a una audiencia privada con el Papa la mañana del viernes 14 de junio. El Papa les dio una discurso muy bueno sobre el arte de la risa: les reconoció su capacidad de contagiar serenidad y una sonrisa y les dijo una frase lapidaria que muchos repitieron a la prensa tras salir de la audiencia: “cuando consigues arrancar sonrisas inteligentes aunque sólo sea a un espectador -¡lo que ahora diré no es una herejía! – hacéis sonreír también a Dios”. Saliéndose del discurso preparado, el Papa les recordó la oración para pedir sentido del humor que él mismo reza desde hace más de 40 años (una oración escrita por santo Tomás Moro) y al final todos la “rezaron” juntos.
Ese viernes 14 se vio en el Vaticano 104 rostros conocidos de la comedia internacional. Pero también se vio a un rostro que todavía no se entiende por qué fue invitado, al menos en calidad de comediante (a no ser que lo que hace se considere una precisamente eso, una comedia). Nos referimos al jesuita James Martin, conocido activista LGBT+, quien unos días antes, en el contexto de su aniversario de ordenación sacerdotal, logró una audiencia privada con el Papa. En la audiencia, recibiendo la bendición del Papa, se hizo fotografiar (¿alusión a Fiducia Suplicans?, preguntó alguno en Twitter) y posteriormente fue a publicar la foto a las redes diciendo que el Papa decía que “ha conocido a muchos seminaristas y sacerdotes buenos, santos y célibes con tendencias homosexuales. Una vez más, confirmó mi ministerio con las personas LGBTQ y mostró su apertura y amor por la comunidad LGBTQ”.
La intervención mediática de Martin tenía un contexto que no es sólo el de su activismo: por la tarde del martes 11 de junio el Papa Francisco tuvo un encuentro con sacerdotes de la diócesis de Roma, específicamente con los que tienen entre 11 y 39 años de ordenación sacerdotal. Hay que decir que fue uno de los encuentros más difíciles para el Papa, quien ha venido manteniendo este tipo de reuniones con los sacerdotes de Roma, por franjas de edad. A esa reunión del 11 de junio estaban convocados 500 sacerdotes. Sólo participaron un máximo de entre 140-150 y, dado que el formato del encuentro es de “pregunta-respuesta”, fue de los menos cómodos para el Papa por el tipo de preguntas.
A propósito del tema de la homosexualidad (no fue el único, pero es el que dice relación con lo que venimos tratando), una de las preguntas tuvo que ver con ese tema, en el contexto más amplio de las vocaciones y el seminario. El Papa contestó:
“Lo que he dicho sobre este tema: si un chico quiere entrar en el seminario y tiene tendencia homosexual: impedidlo. Esto lo ha dicho el Dicasterio para el Clero y yo lo apoyo. Porque hoy la cultura homosexual ha progresado mucho y hay chicos buenos que quieren al Señor, pero es mejor no hacerlo, mejor no hacerlo. Una vez un monseñor que trabaja en el Vaticano me dijo: ‘Santidad, quiero decirle algo, me preocupa la cultura gay que hay aquí’. Le dije que sí, que hay un aire de mariconería. Es verdad, lo hay en el Vaticano. Pero escuche Monseñor, hoy para nuestra cultura es un honor. Tengamos cuidado, no despreciemos a las personas con tendencias homosexuales sino acompañémoslas, hay mucha gente buena. Acompáñenlos, ayúdenlos. Envíenlos a psicólogos. Pero, por favor, tengan cuidado de recibirlos en el seminario”.
Las semanas precedentes esta temática había sido recurrente e incluso polémico. El Papa usó la palabra “mariconería” (en italiano “frociaggine”, que tiene un cariz cultural peyorativo) en un encuentro con el episcopado italiano. Después la Sala de Prensa publicó un comunicado con una petición de disculpas por la palabra. Poco después se hizo pública también una carta privada del Papa que fue erróneamente presentada como carta a un seminarista homosexual (en realidad el chico nunca entró en un seminario). La carta del Papa contenía unas palabras que se prestaban a ser interpretadas como que el Papa justificaba al chico para que entrase al seminario. Y en ese contexto estaba la pregunta del sacerdote romano en el encuentro con Francisco el 11 de junio.
Comprensiblemente, el uso de un término que en italiano es despectivo suscitó reacciones. Una de las más visibles fue la de la Marcha del Orgullo Gay en Roma del sábado 15 de junio. En redes sociales se pudieron ver reacciones de todo tipo a esa palabra empleada por el Papa (incluso muchos disfrazados del Papa), tema que de hecho fue tendencia en X (antes Twitter, ese mismo 15 de junio). El alcance de la “reacción contra” fue tan grande que en ese sentido se puede decir que el Papa “estuvo” (sin estar) en la marcha gay de junio en Roma.
También fue “la primera vez” que un Papa estuvo en una Cumbre del G7, la cumbre de los 7 países más industrializados. Ocurrió el viernes 14 de junio al sur de Italia, en Apulia. El Papa fue a hablar sobre inteligencia artificial por invitación de la presidenta en turno del G7, Giorgia Meloni.
La tarde de ese día viernes se abrió con el discurso del Papa. Ocurrió algo simpático: tras la presentación de la primera ministro italiana Giorgia Meloni, el Papa tomó la palabra y también dos fajos de papeles en sus manos, uno más grueso y otro más delgado: “muchas gracias por su atención. Yo aquí tengo dos versiones, la larga y la breve. Yo leeré la breve solamente”, comenzó diciendo el Papa Francisco. El mejor resumen de todo lo que dijo el Pontífice (la versión completa del discurso puede leerse en aquí) la dio el mismo Francisco: “Corresponde a cada uno hacer un buen uso de ella [la inteligencia artificia, ndr], y corresponde a la política crear las condiciones para que ese buen uso sea posible y fructífero”.
La participación del Papa en la Cumbre del G7 dio, sin embargo, más aspectos destacables. El primero de ellos es la amplia lista de gobernantes que quisieron tener una cita privada con él. Parecía que el Papa fue al G7 a “atender en dirección espiritual” a los lideres de las economías más pujantes del planeta y algunos otros. Al medio día atendió a Zelensky (Ucrania), Macron (Francia), Trudeau (Canadá) y Georgieva (Fondo Monetario Internacional); por la tarde a Ruto (presidente de Kenya), Modi (presidente de India), Biden (USA), Lula da Silva (Brasil), Erdogan (Turquía) y Tebboune (presidente de Algeria).
Entre los gestos destacados durante la jornada (para bien o mal) están:
1) el abrazo afectuoso y visible que al entrar en la sala se dio Francisco con el presidente argentino Javier Milei (unos días antes el Papa había recibido en el Vaticano a sindicalistas argentinos de la aerolínea del gobierno y al gobernador de la provincia de Buenos Aires, en el contexto de los disturbios por una ley impulsada por Milei);
2) el incómodo momento en que Biden puso su cabeza sobre la cabeza del Papa;
3) la invitación del presidente Modi (recién reelegido presidente de India) para que el Papa visite el país;
4) el hecho de que en la declaración final de la Cumbre no se incluyó el aborto como temática (algunos adjudican el hecho al liderazgo de Giorgia Meloni, católica practicante y quien invitó al Papa).
Al inicio dijimos que se trataba de “tres primeras veces”. La tercera fue el encuentro con banqueros y empresarios de alto nivel recibidos en audiencia privada el sábado 15 de junio por la mañana. El Papa les presentó tres retos: el medio ambiente, los más pobres y los jóvenes. Sobre esta tercera categoría el Papa Francisco intercedió por ellos con esta petición tan concreta y realista:
“Ningún trabajo se aprende sin «hospitalidad de empresa», lo que significa acoger generosamente a los jóvenes aunque carezcan de la experiencia y las competencias necesarias, porque todo trabajo sólo se aprende trabajando”.
Durante la pasada segunda semana de junio también se presentó un documento ecuménico muy relevante: “El obispo de Roma”. Se trata, como el mismo documento lo refiere, de un documento de estudio preparado por el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos que resume todo el debate ecuménico sobre el servicio del primado en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II. En síntesis, se trata de un documento que aborda el papel del obispo de Roma (el Papa) en una Iglesia unificada con ortodoxos y protestantes.
Concluimos esta crónica con dos últimas cosas: recomendando leer las tres virtudes sinodales que el Papa sugirió a representantes de movimientos eclesiales en una audiencia especial el jueves 13 de junio: pensar según Dios, superar la cerrazón y cultivar la humildad. Un discurso que vale la pena leer.
El Papa inicio la semana con una visita al capitolio de Roma, sede del alcalde. El discurso es también estupendo y quiero detenerme en dos consejos que dio el Pontífice: la cercanía como servicio de la autoridad:
“(…) den testimonio de que la autoridad es plenamente tal cuando se pone al servicio de todos, cuando utiliza su legítimo poder para responder a las necesidades de los ciudadanos y, en particular, de los más débiles, de los últimos. Y esto no es sólo para vosotros, políticos, es también para los sacerdotes, para los obispos. Cercanía, cercanía al pueblo de Dios para servirle, para acompañarle”.
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The post Crónicas Vaticanas: Papa “en el gay pride” (pero lea la crónica) y las “direcciones espirituales” de Francisco en el G7 appeared first on ZENIT – Espanol.
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