(ZENIT Noticias / Roma, 09.06.2024).- Un sacerdote de León, España, descubrió un cuadro de Miguel Ángel, considerado perdido. Es la única pintura en tela que se conoce del artista y representa el juicio final de la Capilla Sixtina.
Se perdió la pista de la obra hace un siglo y un millonario estadounidense pidió a José Manuel del Río Carrasco, experto en el Renacimiento italiano, que investigara la tela custodiada en una caja fuerte de un almacén en el puerto franco de Ginebra, Suiza, durante 2016. La caja descansaba en una bóveda acorazada donde se guardan miles de obras de arte libres de impuestos, como piezas de Picasso, Modigliani y Rembrandt.
El sacerdote José Manuel debía autentificar el cuadro pintado en el siglo XVI como obra de Miguel Ángel Buonarroti. Formó equipo con Amel Olivares, especialista en historia del arte y conservación del Vaticano.
Del Río trabaja desde hace tres décadas en el Vaticano y comentó sobre el hallazgo: «La obra estaba en un estado de conservación lamentable. La acumulación de barnices y la pátina de suciedad que había depositado el paso del tiempo la habían oscurecido».
Tras la restauración, radiografiaron el cuadro para analizar su trasfondo y descubrieron «una versión reducida, con 33 figuras, del juicio final de la Capilla Sixtina». El óleo, pintado sobre tela muy fina de lino, llevó al segundo hallazgo importante según explica Del Río: «Miguel Ángel no dejó ninguna obra en tela. Así que esta es la única». La obra se nombró El juicio final de Ginebra, pero requería demostrar que el autor fue Miguel Ángel. Se hicieron más pruebas.
La pista más clara era la figura de Cristo, con poca barba, similar al totalmente imberbe de la Sixtina, rasgo «de las representaciones paleocristianas del siglo IV que se inspiran en el joven Apolo».
Para un Jesucristo barbilampiño, Miguel Ángel «toma como referencia las estatuas grecorromanas del Vaticano, sobre todo el Apolo de Belvedere» según Del Río. Contrasta con las imágenes de la época, donde la figura de Jesús aparecía como Pantocrátor, más viejo y con barba. Otros detalles de Buonarroti son los cuerpos sin definir, con la cara hacia abajo, efecto visual que da movimiento a los personajes.
La segunda prueba está en que Miguel Ángel solía retratarse en sus cuadros como firma para todas sus obras. En los frescos de la Capilla Sixtina, su cara ocupa el puesto de san Bartolomé. En el cuadro descubierto en Ginebra aparece como un hombre de pelo y barba oscura en la parte inferior izquierda. Del Río apunta: «El retrato se identifica mucho con el que le hizo su biógrafo Giorgio Vasari y con otros retratos suyos disponibles».
La tercera prueba se basa en los ángeles de la pintura, pues Buonarroti los pinta sin alas ni aureolas.
Del río trabajó en parroquias de León, España, hasta ocupar el cargo de subsecretario de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales del Vaticano. Ahora se trabaja en el Dicasterio para el Culto Divino. Con Olivares, buscaron llegar a una conclusión firme y certificar la autoría con un profundo análisis de pigmentos y de la tela preparatoria, culminando en que «todo coincidía con las pinturas de la Capilla Sixtina».
Consideran que la obra fue un regalo de Miguel Ángel Buonarroti al pintor Alessandro Allori, quien la utilizó como modelo para el retablo de la capilla de la familia Montauto en la basílica de la Santísima Anunciación de Florencia.
Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace.
The post Sacerdote católico descubre el único cuadro que pintó Miguel Ángel appeared first on ZENIT – Espanol.
Leave a Reply