(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 20.05.2024).- La polémica reciente por una camiseta con la imagen de la Santa Muerte en apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador ha desatado un debate sobre la libertad religiosa y la influencia de la narco cultura en México. Mientras el presidente defendió el uso de la camiseta como un ejercicio de libertad religiosa, la Iglesia en México ha expresado su preocupación por lo que considera una cultura de muerte y violencia que se difunde a través de las redes sociales y el culto a la Santa Muerte.
La tensión llegó a un punto crítico en Culiacán, Sinaloa, cuando un hombre irrumpió en una misa en la iglesia del Espíritu Santo, en el sector Las Quintas. El individuo, acompañado de tres personas, destrozó figuras religiosas y afirmó ser un enviado de la Santa Muerte. El incidente, que generó pánico entre los feligreses, fue captado en video y difundido ampliamente en redes sociales.
En las imágenes, se puede ver al hombre sujetando una custodia y golpeando las bancas de la parroquia, mientras los asistentes salían angustiados. Según la comunidad, el agresor había sido visto anteriormente realizando rituales callejeros con veladoras y espejos en una privada de la ciudad.
Monseñor Jesús José Herrera Quiñonez, obispo de Culiacán, anunció la excomunión «latae sententiae» para el atacante y sus acompañantes, en caso de que profesaran la fe católica. Herrera Quiñonez declaró que los responsables «han cometido un delito contra los Sacramentos» y señaló que las autoridades religiosas ya han denunciado el incidente ante la Fiscalía General del Estado (FGE), que actualmente está investigando el caso.
El culto a la Santa Muerte, también conocida como la Niña Blanca, ha crecido notablemente en Culiacán. Esto se refleja en los numerosos altares dedicados a ella, particularmente a lo largo de la carretera que conduce a la presa Sana Lona, conocida como el Camino de la Santa Muerte. Esta ruta cuenta con al menos ocho altares, culminando en un gran altar situado varios kilómetros adelante.
La Iglesia en México ha manifestado su preocupación por la influencia de la narco cultura y el culto a la Santa Muerte, que consideran promotores de una cultura de muerte y violencia. Este incidente en Culiacán no solo resalta estas preocupaciones, sino que también subraya las tensiones crecientes entre diferentes creencias y la seguridad pública en la región.
La respuesta de las autoridades eclesiásticas y la comunidad católica ha sido firme, mientras que el debate sobre la libertad religiosa y la influencia de la narco cultura continúa. La investigación en curso podría arrojar más luz sobre los motivos detrás de este ataque y las posibles medidas para prevenir futuros incidentes similares. Por su parte, el P. Hugo Valdemar, sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México, expresó su preocupación por “la decadencia moral de sus miembros [del partido Morena], o quizás aún peor de una devoción no disimulada a la figura satánica de la así mal llamada Santa Muerte, que no es otra cosa que el demonio (…). Con tal de acceder al poder, algunos políticos no tienen reparo en acudir a la santería, la brujería o el culto al demonio que es la Santa Muerte”.
También indicó el sacerdote que el culto a la Santa Muerte se conecta al reino de Satanás, “que es odio y destrucción, todo lo contrario de lo que es el reino de Dios. Por eso, se entiende que es una devoción de los narcotraficantes, de los ladrones, asesinos, y ahora hasta de los políticos”.
Días después, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador señaló que, según una filtración de documentos de Estados Unidos en el caso Wikileaks, el cardenal de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez participó en una reunión con el embajador de Estados Unidos en el Vaticano en 2006 en que la Iglesia pidió la intervención de Estados Unidos para impedirle llegar al poder.
El cardenal Sandoval Íñiguez instó en días anteriores a no votar por “quiénes están en el poder”. López Obrador sugirió no entrar en polémica, pero comentó: “Resulta que el cardenal de Guadalajara, en ese entonces todavía en activo, en 2006, esto lo pueden constatar porque yo no digo mentiras, aparece en los documentos que dio a conocer Assange, en Wikileaks… Aparece en esos documentos del gobierno de Estados Unidos un informe sobre una reunión que tuvo el embajador de Estados Unidos en Roma con el señor cardenal”.
Es llamativo que, sobre aquella reunión, el presidente de México se aferra para calificar los datos de “escándalo”. Aun así, comentó que no respondió a aquel hecho en el momento y que ahora tampoco lo hará.
Preguntado sobre si se preocupa porque miembros de la Iglesia promuevan el voto en favor o en contra de uno u otro candidato, el presidente respondió que no, pues “no es una conducta generalizada” y “el pueblo es muy inteligente” para ser manipulado.
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