Austin Ruse

(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Washington, 09.04.2025).- A veces se necesita ficción para contar la verdad sobre los hechos. La ficción reveló la verdad sobre los hechos, a menudo ocultos, del transgenerismo en un episodio reciente de la serie de televisión White Lotus.

Ambientada en lugares exóticos, White Lotus sigue el estilo de vida de los ricos, si no de los famosos. Este año, la serie se desarrolla en Tailandia, un destino frecuente para el turismo sexual.

Un personaje interpretado por el actor Sam Rockwell se sienta a la mesa de un restaurante y cuenta una historia bastante reveladora sobre su visita a Tailandia. Vino por las prostitutas baratas, muchísimas. Más de mil, dice. Como sabemos, les pasa a los adictos al sexo: la emoción es cada vez más difícil de encontrar, así que la rareza aumenta cada vez más.

En el caso del personaje de Rockwell, empezó a traer de vuelta a «ladyboys». Al profundizar psicológicamente en sus perversiones, se dio cuenta de que tal vez «quería ser una de esas chicas asiáticas» atendidas por hombres. Procedió a hacerlo, a veces cuatro veces por noche.

Dice: «¿Soy también un hombre blanco de mediana edad por dentro? ¿O, por dentro, podría ser una chica asiática?». Y su amigo, haciéndose eco de la confusión de nuestra época, responde: «No lo sé».

Lo que la mayoría de la gente desconoce es que esta es la raíz del «transgenerismo». El científico social Ray Blanchard desarrolló hace años una taxonomía para el «transgenerismo» en hombres. Afirma que existen esencialmente dos tipos: hombres que se excitan sexualmente al ser vistos como mujeres y homosexuales que buscan atraer a hombres heterosexuales. Todo lo demás sobre «sentirse» mujer y «sentirse» mujer atrapada en el cuerpo de un hombre son tonterías, tonterías políticas desarrolladas por la izquierda para ocultar lo que realmente es el «transgenerismo».

Hace unos días, «el mundo celebró el Día de la Visibilidad Transgénero… para concienciar sobre las personas transgénero», según el grupo de presión anticristiano y prohomosexual GLAAD. Claro que esto es falso. El Día de la Visibilidad Transgénero puede ser un gran evento para GLAAD y los demás charlatanes de la Gran Democracia Gay en la ONU y otros lugares, pero el mundo entero no lo hace. El mundo entero sigue encontrando estas cosas entre repugnantes y cómicas.

Pero GLAAD y otras organizaciones han engañado a grandes sectores de la población sobre lo que realmente significa ser «trans». GLAAD dice que eres una mujer asiática por dentro; solo necesitas drogas y cirugía para que sea real por fuera. Todo esto, de hecho, es un fetiche sexual, al menos en el caso de los hombres que se identifican como trans. El fetichismo sexual es la razón por la que tantos se visten como strippers y otras personas desvergonzadas. Les produce una descarga sexual ser vistos así. Y algunos quieren atraer a hombres heterosexuales.

Esto es algo que los delegados de la ONU deben reconocer. La falsa ciencia social no debería engañarlos. Y no deberían dejarse intimidar por la algarabía del lobby trans, que incluye a los grupos «gay» más prominentes del mundo, incluyendo a los extorsionadores de la Campaña por los Derechos Humanos. Si bien algunos homosexuales quieren separar a las personas LGB de las personas trans, debe recordarse que el «transgenerismo» surgió directamente del movimiento homosexual.

Es interesante que en la escena de El Loto Blanco, Rockwell explique que se alejó de esas prácticas pervertidas. Logró la sobriedad y abrazó el budismo para sanar sus contradicciones.

Este programa de televisión no solo muestra la verdad sobre el transgenerismo, sino que también demuestra que esta perversidad puede sanar. Realmente puedes meditar para eliminar la T.

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