(ZENIT Noticias / Ciudad de México, 13.03.2025).- El Diario de Xalapa informó el 6 de marzo sobre el bautizo de 15 nuevos adoradores de Satanás en la Misa negra que inició la noche del jueves 6 y concluyó en la madrugada del viernes 7 de marzo, celebrada en el centro ceremonial El Ahijado de Catemaco, en el Estado de Veracruz, México.

El primer viernes de marzo es la fecha principal en las tradiciones para la brujería de Catemaco, población considerada tierra de brujos, supuesta herencia de los olmecas que tenían ritos y tradiciones esotéricas, los cuales derivaron hacia la medicina natural y los rituales prehispánicos. Varios centros ceremoniales, dirigidos por brujos y chamanes, ofrecen curaciones, ritos para la limpieza anímica y servicios exotéricos, que atraen a adeptos, ignorantes y curiosos.

La ceremonia del 6 de marzo fue presidida por el Brujo Mayor de Catemaco, Enrique Marthen Berdon, con hombres y mujeres iniciados en “la búsqueda de servir eternamente a Lucifer”. Hubo unos 200 satanistas, más brujos y hechiceros.

Los curanderos olmecas conocían las propiedades de las plantas de la región y daban servicio médico a personas procedentes de muchas regiones. La llegada de los españoles supuso poco después la llegada de esclavos africanos de forma que la medicina se mezcló con la santería africana, creando el sincretismo mágico de Catemaco.

Se sabe que brujos, chamanes, hechiceros y curanderos no son lo mismo: la brujería se asocia con la magia negra, los curanderos trabajan con la herbolaria y sus propiedades curativas, mientras los hechiceros y chamanes cultivan la práctica espiritual o magia blanca, algunas veces mezclando elementos de magia negra. Catemaco ofrece de todo: hay incautos que participan por curiosidad y sufren heridas o trastornos por el uso de substancias raras.

La ceremonia satánica del 6 de marzo supuso el sacrificio de un macho cabrío en honor al Diablo. Estas Misas Negras iniciaron en Catemaco en 1970 por iniciativa de Gonzalo Aguirre Pech, nacido en san Andrés Tuxtla. Se auntonombró El León o El brujo mayor por vender su alma al diablo en el cerro del Mono Blanco, donde desarrolló poderes diabólicos como Representante del diablo en la tierra. Organizó la convención de brujería en Catemaco en el año de 1970, ofreciendo una misa negra y la ceremonia pasó a formar parte desde entonces de una tradición señalada entre los practicantes de la magia negra.

Guillermo Trujillo Álvarez, presidente de la Asociación Ministerial Evangélica, criticó el respaldo de la Secretaría de Turismo y Cultura del Estado al promocionar la misa negra del primer viernes de marzo, según informa Quadratín, considerando que esta promoción del evento y reprobó que “una dependencia estatal no tiene por qué promover este tipo de situaciones, porque se supone que estamos en un estado laico y en muchas ocasiones ni siquiera a las Iglesias apoyan”.

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