Las (falsas) fotos del Papa en el hospital: estas son y en esto nos hacen pensar

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(ZENIT Noticias – 

En el flujo de noticias sobre la salud del pontífice, también forman parte desde hace unos días un número creciente de fotografías y animaciones falsas, creadas con ayuda de la inteligencia artificial. Algunas de ellas se sitúan en el limbo entre lo devocional y lo absurdo, con Jesús, María y ángeles junto a la cama de Francisco.

Otros están construidos para ser particularmente veraces, además de insidiosos: máquinas de reanimación, máscaras de oxígeno, cánulas. El resultado del llamado deepfake, la última toxina de la desinformación, capaz de infectar incluso bastantes mensajes de oración de los incautos. Irónicamente, muchos de los «mejores» fakes se hicieron con Grok, la inteligencia artificial de X, el alarde de Elon Musk.

Por un lado, el Papa Francisco demuestra ser un fenómeno viral con pocos rivales. Por otro, el impulso de destacar -aunque sea en un momento que preocupa a la mayoría de los creyentes- es irresistible para algunos, y vale la pena correr el riesgo de cruzar la línea del mal gusto.

Las falsificaciones de este tipo tienen el potencial de generar confusión, apoyar la propaganda de facciones, por no hablar de su papel en las estafas. El sentido común debería ser un antídoto suficiente contra ciertas manifestaciones venenosas de la red, pero no es ninguna garantía.

Conviene recordar que es poco probable que se disponga de fotografías auténticas del Papa Francisco en el hospital. Desde 1996, quince años después del atentado contra Juan Pablo II (y de una de las fotografías más famosas de su pontificado, en la que aparecía, sonriente y dolorido, en la cama de un hospital), la propia constitución apostólica “Universi Dominici gregis” del Papa Wojtyla deja claro que «no se permite a nadie utilizar ningún medio para tomar imágenes del Sumo Pontífice, enfermo en cama o muerto, ni para grabar sus palabras con ningún instrumento y reproducirlas» (n. 30).

Prueba de que la curiosidad morbosa, y cierto tipo de especulación, no conocen época. Sólo que, en tiempos no menos sospechosos pero sí menos tecnológicos, había que limitarse a la más vieja de las estratagemas: el robo.

A ello recurrió en 1958 el ya controvertido arqueólogo Riccardo Galeazzi Lisi, el «médico del Papa». La noche del 5 de octubre de ese año, Pío XII sufre una isquemia. Mientras se encuentra en estado de coma, intubado y vigilado por una monja, Galeazzi Lisi le toma en secreto algunas fotografías, que vende a la revista francesa Paris Match. Al día siguiente, inesperadamente, Pío XII se recupera, para morir en la mañana del 9 de octubre siguiente. Galeazzi Lisi también fue responsable en ese momento del grotesco embalsamamiento del cuerpo del Papa. Porque el problema no reside en la sobreabundancia de inteligencia artificial, sino en el defecto de inteligencia natural. Y de la ética.

Traducción del original en lengua italiana realizado por el director editorial de ZENIT.

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