(ZENIT Noticias / París, 29.01.2025).- Un número alto de iglesias católicas fueron incendiadas en Francia durante los años recientes. Algunos parecen ser accidentales, pero de otros se sospecha que fueron provocados. Ambos han derivado en daños históricos y heridas a una población con problemas de identidad.
Llamó la atención el incendio de la iglesia de Saint-Pierre en Nantes, cuya construcción gótica se inició en 1434 para sustituir la anterior catedral románica y declarada monumento nacional por el Gobierno francés en 1862. El pasado mes de abril sufrió muchos desperfectos por el fuego. Las autoridades sospechan que fue provocado. La iglesia Saint-Jacques de Rouen en Normandía, fundada a principios del siglo XII, fue destruida parcialmente en septiembre pasado y los investigadores encontraron pruebas de un fuego deliberado. Hay que añadir el incendio de la catedral de Notre-Dame en París durante 2019, que mostró la vulnerabilidad de los espacios sagrados en Francia ante el fuego.
El 2 de septiembre de 2024 ardió la sacristía de la iglesia de la Inmaculada Concepción a las 4 de la madrugada en la plaza de la Ghière de Saint-Omer, pequeña ciudad francesa situada cerca del Paso de Calais, al norte del país. Se sospecha que fue provocado. La iglesia Saint-Hilaire-le-Grand en Poitiers, que data del siglo X y catalogada como patrimonio mundial de la UNESCO, fue vandalizada el jueves 3 de octubre de 2024 e incendiada, provocando “daños materiales considerables”. A estos ejemplos, se añade un incendio de grandes dimensiones en la sacristía de la iglesia de Saint-Pierre-Saint-Paul, en el barrio de Wazemmes de Lille en mayo de 2021.
Las causas de los incendios varían. Las investigaciones han mostrado el peso de la antigüedad de la infraestructura. Pero, ¿por qué no suceden los incendios en otros países que tienen templos igual de antiguos, incluso de los mismos materiales? Se notó descuido en el mantenimiento, aunque esta fragilidad parece más notoria en Francia, país que recibe el mayor número de turistas a nivel mundial.
Las sospechas de incendios provocado señalan problemas sociales como el aumento del secularismo, el sentimiento anticatólico, el aumento de inmigración musulmana y las tensiones en la población con diversidad de culturas y creencias. Los actos de profanación tocan el corazón de la herencia católica en Francia, cuestionando el compromiso de las autoridades por preservar sus raíces cristianas.
El obispo Marc Aillet de Bayona describió los incendios como «un ataque al tejido espiritual de nuestra nación» y pidió mayor protección para la restauración. Los fieles católicos han respondido con resiliencia y acción. Las organizaciones laicas también recaudan fondos para las reparaciones y presionan al gobierno para la protección de estos monumentos.
¿Cuáles remedios hay? Se requiere combinar vigilancia, inversión y educación. El aumento de fondos para el mantenimiento de los templos es un primer paso. Muchos edificios tienen siglos de antigüedad y necesitan urgentes refuerzos estructurales y medidas contra incendios. Mejorar la seguridad y los sistemas de vigilancia disuadirá a los pirómanos.
Pero hay que añadir el cultivo cultural y espiritual. Francia, la «Hija Mayor de la Iglesia» en la antigüedad, necesita armonizar el secularismo creciente con el respeto a la herencia católica. La educación en el aprecio por las bases históricas y espirituales ayudará al cuidado de los espacios sagrados.
La Iglesia tiene su papel con la invitación a las comunidades locales por el cuidado de los edificios, no solo como museos, sino como centros vivos de fe, sin verlos solo son reliquias del pasado. Mucho ayudará el fomento del culto, las reuniones comunitarias y los eventos culturales con sentido cristiano.
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