(ZENIT Noticias / Minkama, Camerún, 03.12.2024).- Lo que comenzó como una modesta capilla en Minkama, Camerún, ha florecido hasta convertirse en un faro de esperanza y fe, ahora reconocido oficialmente como santuario. Esta transformación fue anunciada el 24 de noviembre, durante la solemnidad de Cristo Rey, por el obispo Sosthène Léopold Bayemi de la diócesis de Obala. La trayectoria de este santuario, construido por misioneros polacos de la Congregación de los Padres Marianos, refleja un profundo compromiso tanto con el crecimiento espiritual como con el desarrollo social en el corazón de África.
Un legado arraigado en la profecía
Hace cuarenta años, el Papa San Juan Pablo II destacó la urgencia de adaptar la evangelización para afrontar los desafíos de la sociedad moderna. Inspirados por sus palabras, los Padres Marianos establecieron su misión en Camerún en 1999, construyendo su primera iglesia en Atok y un seminario en Ngoya. La pequeña capilla que construyeron en Minkama en 2014 se convirtió en su tercer proyecto importante en la región.
Una década después, la capilla, que ahora es una parroquia próspera, ha sido elevada a santuario, encarnando la visión de los misioneros y la guía profética del Papa San Juan Pablo II.
Una celebración de hitos
El anuncio coincidió con una ceremonia rica en simbolismo, que conmemora cuatro hitos:
- 350 años desde la fundación de los Padres Marianos.
- 25 años de su presencia misionera en Camerún.
- 10 años desde la canonización del Papa San Juan Pablo II.
- Una década desde que se construyó la capilla de Minkama.
El evento atrajo a una variedad de asistentes distinguidos, incluido el Nuncio Apostólico en Camerún, el Arzobispo José Avelino Bettencourt, y varios obispos de toda la región. También participaron los líderes de los Padres Marianos, incluido su Superior General, el Padre Joseph Roesch MIC, y representantes de parroquias polacas que apoyaron la misión.
Un santuario construido por la fe y las manos
El desarrollo del santuario fue un esfuerzo colaborativo entre misioneros y feligreses locales. Muchos miembros de la comunidad contribuyeron activamente a la construcción, transformando la iglesia en un espacio de 1.100 metros cuadrados que sirve tanto como lugar de culto como centro de educación y apoyo social.
A lo largo de los años, la parroquia ha implementado numerosas iniciativas, desde programas de catequesis para jóvenes hasta capacitación vocacional para personas con oportunidades educativas limitadas. También ofrece apoyo a madres y familias necesitadas. Hoy, la parroquia alberga a 3.000 católicos bautizados y sirve como centro de renovación espiritual y social.
Un testimonio del poder de la evangelización
En sus comentarios, el obispo Bayemi elogió a los Padres Marianos por su dedicación y describió el santuario como un testimonio del impacto duradero de la obra misionera. El padre Roesch se hizo eco de estos sentimientos y destacó el papel del santuario como encarnación de la misión de la congregación de servir y elevar a los demás.
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