(ZENIT Noticias / Nueva York, 17.10.2024).- En una declaración histórica, el Vaticano ha expresado su firme apoyo a la creación de un tratado mundial jurídicamente vinculante para abordar y combatir los crímenes contra la humanidad. Esta postura fue articulada por el arzobispo Gabriele Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, durante una sesión de la Sexta Comisión de la Asamblea General de la ONU.
Dirigiéndose a la comunidad internacional, el arzobispo Caccia enfatizó la urgente necesidad de un «instrumento universal» que fomente la cooperación internacional para prevenir y castigar los crímenes que violan la dignidad intrínseca de los seres humanos. La posición del Vaticano destaca la importancia de un tratado de este tipo para reforzar los marcos jurídicos mundiales, al tiempo que destaca la necesidad de basar sus definiciones y protocolos en principios bien establecidos del derecho internacional consuetudinario.
Una de las principales preocupaciones planteadas por el arzobispo fue la ausencia de una definición clara de «género» en el borrador del acuerdo propuesto. Expresó la preocupación del Vaticano de que la omisión de una definición precisa, en particular una basada en «la realidad biológica de los dos sexos», podría socavar los esfuerzos para procesar delitos específicos, especialmente aquellos que afectan a las mujeres, como la esclavitud sexual, la prostitución forzada y la violación. El llamado del Vaticano a la claridad sobre este tema refleja su compromiso más amplio de garantizar que los delitos que afectan desproporcionadamente a las mujeres sean abordados con firmeza dentro del derecho internacional.
Un llamado a la coherencia jurídica y al respeto de la soberanía
Si bien subrayó la necesidad de un tratado global, el Arzobispo Caccia también destacó la importancia de respetar la soberanía de los Estados y las inmunidades legales establecidas de los funcionarios extranjeros. Señaló que cualquier nueva convención sobre crímenes contra la humanidad debe alinearse con los precedentes existentes, en particular los relacionados con las obligaciones de los Estados de procesar los delitos dentro de sus propias fronteras. El Vaticano está abogando por un modelo que equilibre la cooperación internacional, incluidos los acuerdos de extradición y la asistencia a las víctimas, con el respeto a los sistemas jurídicos nacionales.
El Arzobispo Caccia enfatizó que los estados con marcos legales que prohíben la pena de muerte no deberían ser obligados a extraditar a individuos que podrían enfrentar la pena capital en otra jurisdicción. Además, pidió protecciones más fuertes contra la extradición de individuos a países donde podrían estar en riesgo de tortura u otras formas de trato inhumano, reforzando el compromiso del Vaticano con la salvaguarda de los derechos humanos en todos los niveles.
La dignidad de las víctimas y el llamado a la justicia
Un aspecto significativo de la postura del Vaticano es la insistencia en defender la dignidad de las víctimas en cualquier nuevo marco legal internacional. El Arzobispo Caccia pidió disposiciones en el tratado propuesto que consagrarían los derechos de las víctimas a una compensación y garantizarían que reciban la asistencia necesaria y el apoyo para la reintegración. La perspectiva del Vaticano es que cualquier instrumento legal sobre crímenes contra la humanidad no solo debería centrarse en castigar a los perpetradores, sino también priorizar la rehabilitación y el bienestar de los sobrevivientes.
Los crímenes contra la humanidad, que incluyen actos como el genocidio, la esclavitud y el asesinato sistemático, han sido reconocidos desde hace mucho tiempo en el derecho internacional. Sin embargo, a pesar de este reconocimiento, la ausencia de un tratado integral y vinculante sigue impidiendo que la comunidad mundial pueda actuar con decisión ante tales atrocidades. La intervención del Vaticano en la ONU señala un claro llamado a abordar esta brecha y brindar un marco para la justicia que trascienda las fronteras.
Un esfuerzo global por una causa común
El respaldo de la Santa Sede a un tratado global sobre crímenes contra la humanidad marca un momento crucial en su defensa continua de los derechos humanos en el escenario internacional. Al impulsar un marco jurídicamente vinculante, el Vaticano está llamando a la comunidad internacional a unirse para abordar las más graves ofensas contra la dignidad humana. Al mismo tiempo, la insistencia del Vaticano en la precisión jurídica y la protección de la soberanía estatal indica un enfoque matizado que busca garantizar la justicia sin socavar la autonomía de las naciones.
Mientras continúan los debates en torno al tratado propuesto, la voz del Vaticano probablemente seguirá siendo una influencia clave, en particular en áreas relacionadas con la protección de los vulnerables, los derechos de las víctimas y la búsqueda de una justicia que respete tanto las normas internacionales como los sistemas jurídicos nacionales. Las observaciones del arzobispo subrayan el compromiso profundamente arraigado del Vaticano de garantizar que cualquier marco jurídico que surja sea eficaz y moralmente fundamentado.
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