Desde el 27 de octubre Baldaquino de basílica de san Pedro podrá verse nuevamente

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 08.10.2024).- Después de meses de minucioso trabajo, la obra maestra de Gian Lorenzo Bernini, el imponente Baldaquino de la Basílica de San Pedro, recupera su esplendor original. El próximo 27 de octubre, los andamios que han cubierto la emblemática estructura serán finalmente retirados, revelando nuevamente su majestuosidad a los ojos del mundo.

Un Monumento Histórico Revitalizado

El Baldaquino, con sus impresionantes columnas retorcidas y la mezcla de tonos oscuros y dorados, ha sido un símbolo icónico de la Basílica durante siglos. La reciente restauración no solo ha limpiado y revitalizado la obra, sino que ha permitido redescubrir los detalles que la hacen única. El contraste entre el bronce oscuro de su base y los dorados relucientes, ocultos por el paso del tiempo, ha sido restaurado a su esplendor original, devolviendo a la obra una belleza que asombra a peregrinos y visitantes.

El cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica, ha descrito el proceso como «una restauración memorable, extraordinaria». El Baldaquino restaurado, según Gambetti, no solo es una pieza de arte que embellece la Basílica, sino que también «manifiesta la belleza que la Iglesia debe reflejar en el mundo». Este retorno de esplendor coincide con eventos clave para la Iglesia Católica, lo que añade un simbolismo especial a su reapertura.

Una Fecha de Alto Significado

La elección del 27 de octubre para la presentación oficial del Baldaquino restaurado no es casual. Ese día se conmemora la Jornada Mundial de Oración por la Paz, instaurada por San Juan Pablo II en 1986 en Asís, un momento histórico que promovió el diálogo y la unidad entre religiones. Además, esa misma fecha marcará el cierre del Sínodo de este año, otro evento de gran importancia para la Iglesia y su misión en el mundo contemporáneo.

Este renacimiento del Baldaquino es también un preludio de las preparaciones para el próximo Jubileo, un acontecimiento central en la vida de la Iglesia. Como expresó el cardenal Gambetti, «nos conduce hacia el Jubileo de la esperanza», subrayando la necesidad de fe y esperanza en un mundo que enfrenta desafíos globales cada vez más complejos.

Historias Ocultas Bajo el Bronce

El proceso de restauración no estuvo exento de retos, especialmente por la difícil accesibilidad de la estructura, como explicó Alberto Capitanucci, ingeniero responsable de la obra. La última gran restauración había tenido lugar hace más de 250 años, lo que hizo de este proyecto un desafío tanto técnico como logístico.

Durante los trabajos, los restauradores descubrieron pequeños rastros del pasado, entre ellos las firmas y marcas dejadas por los trabajadores a lo largo de los siglos en las partes superiores del Baldaquino, ocultas a la vista del público. Uno de los hallazgos más sorprendentes fue una zapatilla infantil, posiblemente dejada por un padre que, en un gesto lleno de simbolismo, quiso inmortalizar su paso por este histórico monumento con su hijo. Es un pequeño testimonio que une el pasado con el presente, recordándonos que los monumentos no solo guardan historia, sino también las huellas de las personas que los han cuidado a lo largo de los siglos.

Preparativos para el Jubileo

La restauración del Baldaquino no es el único proyecto de revitalización en curso en la Basílica de San Pedro. La Cátedra de San Pedro también está siendo restaurada y estará expuesta desde el 27 de octubre hasta el 8 de diciembre, en otro gesto de preparación para el Año Jubilar. A esto se suma el mantenimiento del cristal que protege la famosa *Piedad* de Miguel Ángel, todo parte de los esfuerzos para presentar la Basílica en su máximo esplendor.

Un Trabajo Conjunto

La restauración del Baldaquino ha sido posible, en parte, gracias al apoyo de la Orden de los Caballeros de Colón, que asumió gran parte de los costos financieros del proyecto. Este tipo de colaboración entre instituciones es un ejemplo del trabajo conjunto que se realiza para preservar el patrimonio histórico y religioso de la Iglesia.

El próximo 27 de octubre, cuando el Baldaquino vuelva a ser admirado en toda su magnitud, no solo será un triunfo para el arte y la arquitectura, sino también una celebración del espíritu de renovación que la Iglesia busca infundir en sus fieles. Este renacimiento de una de las joyas del Vaticano servirá como un recordatorio de la esperanza y la belleza que la fe puede inspirar en un mundo que necesita ambos con urgencia.

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