(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 17.07.2024).- El Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como la banca del Vaticano, ha implementado una nueva normativa que prohíbe la contratación de cónyuges, provocando controversia y asombro pues la medida, aparentemente destinada a combatir el favoritismo y el nepotismo, ha generado una situación delicada para dos empleados que desean contraer matrimonio, temiendo perder sus puestos de trabajo.

Según informes de «Il Messaggero», el caso de estos dos empleados habría llegado a la atención del Ufficio del Lavoro della Sede Apostolica (ULSA), el tribunal laboral del Vaticano, aunque no se ha tomado ninguna decisión al respecto. La ULSA tiene jurisdicción sobre cuestiones laborales en la Curia Romana y otras entidades administradas directamente por la Sede Apostólica. Sin embargo, dado que la pareja aún no ha contraído matrimonio, parece improbable que haya un procedimiento formal en curso.

El IOR ha experimentado varios cambios significativos recientemente. El 30 de enero de 2023, el Papa Francisco firmó un quirógrafo que renovó la estructura de la institución y se publicó un nuevo Estatuto. Este documento establece claramente que el IOR tiene personalidad jurídica canónica pública y que cualquier controversia debe ser tratada por los tribunales del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que contradice la información proporcionada originalmente por «Il Messaggero» y reafirma que la ULSA no tiene competencia en este asunto.

De hecho, la ULSA emitió un comunicado confirmando que no ha recibido ninguna solicitud relacionada con posibles medidas disciplinarias contra los empleados del IOR. Además, subrayó que la competencia exclusiva para tratar estos asuntos recae en las Cortes del Estado de la Ciudad del Vaticano, lo que refuerza aún más la exclusión de la ULSA en esta materia.

Esta situación pone en evidencia un conflicto entre las nuevas regulaciones internas del Vaticano y la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio. Mientras que el Papa Francisco ha elogiado repetidamente la belleza del matrimonio, calificándolo como «un viaje desafiante pero valioso», la nueva normativa del IOR podría obstaculizar la unión de dos de sus empleados, potencialmente llevándolos al despido.

La prohibición de matrimonios entre empleados del IOR no solo sorprende, sino que también coloca a la Santa Sede en una posición incómoda. Esta medida, aunque bien intencionada para prevenir el favoritismo, parece contradecir los principios promovidos por el propio Papa, quien ha defendido fervientemente la importancia del matrimonio en la vida cristiana.

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