(ZENIT Noticias / Caracas, 09.05.2024).- El apoyo de Nicolás Maduro a los grupos evangélicos se manifestó el año pasado con la creación del «Bono El Buen Pastor» que comenzó a pagarse en diciembre del 2022 como subsidio asignado por el Sistema Patria para todos los practicantes de la religión cristiana, de 330 bolívares, unos trece dólares estadounidenses en aquel momento.
También les otorgó espacio en la televisión y la radio: el 19 de enero de este año, el presidente de la República Bolivariana pidió a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) priorizar el acceso de la iglesia cristiana evangélica a los medios de comunicación de Venezuela en un encuentro con pastores y pastoras: «Yo le pido al presidente de Conatel, el general Jorge Márquez, que proceda a instalar una mesa técnica para darle todo el apoyo a la iglesia cristiana en su acceso a la radiodifusión venezolana, sin burocracia, sin retardo».
Conviene resaltar que la comunidad evangélica representa 31% de la población del país. Ahora, Nicolás Maduro ha realizado una alianza con la comunidad evangélica de Venezuela, ofreciendo el plan «Mi iglesia bien equipada» y el proyecto «Mi casa bien equipada», que ofrecen recursos a pastores y a sus iglesias con dinero en efectivo, sillas, materiales de construcción y equipos de sonido costosos sin condiciones. El programa «Mi iglesia bien equipada» se ha incluido en el plan «Misión Venezuela Bella», que invierte en espacios recreativos y artísticos. Así se han remodelado 3000 iglesias desde 2019.
En una reunión en la ciudad norteña de Carabobo al inicio de marzo, Maduro reunió a 17 000 pastores e informó que hasta 20,000 pastores eran nuevos beneficiarios del programa «Bono El Buen Pastor», que entrega mensualmente 495 bolívares, unos 14 dólares estadounidenses. El salario mínimo oficial en Venezuela es 130 bolívares: 3.50 dólares al mes.
Oficialmente, el gobierno dice que el programa tiene como objetivo brindar a los feligreses espacios dignos donde puedan practicar su fe. César Mermejo, presidente del Consejo Evangélico de Venezuela y líder de la Federación de Iglesias Mizpa, calificó estos esfuerzos de Maduro como un intento de comprar el alma de los evangélicos: «Como es normal en los procesos políticos, buscan votos en cualquiera de los sectores de la sociedad. Las iglesias evangélicas no escapan a esta realidad».
El acercamiento a los evangélicos se inició con Chávez en 2004 ante el referéndum sobre su permanencia en el cargo: el entonces presidente se acercó a los, se reunió a representantes de 2000 iglesias para pedir protección divina al líder. En 2006, tras enfrentamientos con la iglesia católica, Chávez se declaró evangélico. Maduro continuó cortejando a las iglesias y a sus líderes.
El éxito de estas iniciativas en las urnas es incierto, según David Smilde, profesor de sociología en la Universidad de Tulane al estudiar la relación entre el chavismo y los evangélicos por 30 años: «No importa cuánto dinero gaste el gobierno venezolano. No hay evidencia de que Maduro haya logrado controlar a los evangélicos».
Uno de los beneficiarios de estos programas gubernamentales ha sido el Ministerio Familiar Fe Renovada, cuyo centro de operaciones en un antiguo edificio del centro de Caracas donado a la iglesia por el gobierno local.
Mermejo señala que los candidatos de la oposición también tratan de cortejar a las iglesias para obtener apoyo político: «Para mí, lo más preocupante en ambos casos es la facilidad con la que el discurso opositor y gubernamental suelen crear las condiciones para lograr esta conquista, tratando de convertir al pueblo evangélico en “tontos útiles”».
Otro pastor, sin embargo, esgrime un argumento para respaldar la acogida de su iglesia a los recursos del gobierno con el Antiguo Testamento: «Muchas veces el enemigo trabaja también para Dios sin darse cuenta. Así como Nehemías recibió ayuda del rey Artajerjes para reconstruir los muros de Jerusalén, nosotros estamos utilizando estos recursos en la reconstrucción moral de Venezuela».
El profesor Smilde hace un análisis más amplio: «Los evangélicos de los barrios más pobres apoyaron a Chávez cuando llegó democráticamente al poder en 1999. Pero la crisis económica generada por el mal gobierno de Maduro lo ha convertido en un presidente tremendamente impopular. Por eso necesita desesperadamente a los evangélicos si quiere ganar la reelección sin dejar lugar a dudas».
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