Darío Salvi
(ZENIT Noticias – Asia News / Gaza, 03.04.2024).- “Algo se está moviendo” en el pantano de la diplomacia internacional, en el que hasta ahora han predominado las declaraciones de guerra y el estruendo de las armas, con su dramática carga de muerte y destrucción. Sin embargo, existe la esperanza de que esta tregua pueda convertirse en «efectiva» e incluya «una ayuda humanitaria real para toda la población, sobre todo para la del norte, que es la más abandonada».
El padre Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia de Gaza – que todavía se encuentra atrapado en Jerusalén (antes en Belén) y no puede regresar a la Franja desde que comenzó el conflicto debido al cierre de fronteras impuesto por Israel – mira con cautelosa esperanza la votación en la ONU. Un primer paso para intentar frenar la escalada del conflicto que desató el ataque terrorista de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel y al que el Estado judío respondió lanzando una devastadora campaña militar con toda su carga de muerte y destrucción.
«Ni siquiera los superlativos – explica a AsiaNews el sacerdote argentino del Verbo Encarnado – son ya suficientes para describir el dramatismo de la situación, el número de muertos que sigue aumentando, el de heridos que crece, así como el de los que mueren de hambre, sobre todo niños. Y los enfermos que terminan muriendo por falta de tratamiento, no sólo los más de 70.000 heridos de guerra, sino también los que padecen patologías comunes que se pueden tratar con medicamentos, como la diabetes». Por eso, advierte, la decisión de ayer «es positiva» pero debe ir acompañada por otros «dos pasos fundamentales: permitir el ingreso de ayuda humanitaria en forma de alimentos y medicinas al norte y, al mismo tiempo, detener la invasión en el sur. Y ambos ayudarían en las negociaciones para la «liberación» de los rehenes, israelíes y extranjeros, que todavía permanecen en manos de Hamás.
Votación en la ONU y tregua
El Consejo de Seguridad de la ONU (con la abstención de Estados Unidos) adoptó el 25 de marzo una resolución orientada a un alto el fuego inmediato en Gaza «durante todo el Ramadán», el mes sagrado de ayuno y oración islámicos, que finaliza la noche entre el 9 y el 10 de abril con el Eid al -Fitr. El objetivo sigue siendo una tregua «duradera y sostenible» a largo plazo, combinada con la restitución «inmediata e incondicional» de la libertad a todos los rehenes y un mayor acceso a la ayuda humanitaria para los civiles. Es una decisión largamente esperada por los grupos de activistas y organizaciones internacionales que denuncian una situación dramática en la Franja, donde la hambruna, así como la falta de atención médica, afectan a una parte cada vez mayor de la población.
Como respuesta, el Gobierno israelí y el primer ministro Benjamín Netanyahu – nunca tan distante de su aliado estadounidense – han decidido en estas horas retirar a su delegación de las negociaciones en curso en Doha sobre el conflicto en Gaza y el intercambio de prisioneros con Hamás. El anuncio se hizo a través de la radio pública israelí, según la cual la decisión está relacionada con la votación en el Palacio de Cristal y la posición que se califica como «intransigente» del grupo extremista que controla la Franja. Los dirigentes de la agrupación, en efecto, han comunicado a los mediadores de Qatar y Egipto su intención de mantenerse firmes en las peticiones originales, empezando por la retirada del ejército israelí de la Franja, el regreso de los desplazados y la liberación de los prisioneros. Mientras tanto, continúan los ataques aéreos y las operaciones militares sobre el terreno desafiando la resolución de la ONU, con ataques cerca de Rafah, en el extremo sur de la Franja, donde se hacinan alrededor de 1,5 millones de refugiados palestinos. “No debemos rendirnos, sino seguir trabajando con el coraje de la paz”, insiste el P. Romanelli, tratando de poner «un freno a la violencia, a las armas. Hay que llegar a una solución, aunque no sea perfecta. El alto el fuego – sigue diciendo – es el primer paso, pero para que sea verdadero deben callar las armas. Toda la población de Tierra Santa está sufriendo, pero los habitantes de Gaza son los que se llevan la peor parte».
Pascua negada
En estas horas también se había filtrado desde Tierra Santa la noticia de que se había prohibido a miles de cristianos de Cisjordania entrar en Jerusalén para participar en los oficios programados para la Semana Santa, comenzando por la misa del Domingo de Ramos el 24 de marzo. Desde hace días los soldados del ejército israelí y las fuerzas de seguridad patrullan las calles y vigilan los puestos de control que rodean la ciudad santa, impidiendo el acceso a la fiesta más importante del calendario litúrgico. Un nuevo golpe a la supervivencia de una comunidad ya marcada por la ausencia de peregrinos, lo que no sólo refuerza el clima de aislamiento sino que también afecta gravemente su economía. En efecto, decenas de miles de familias cristianas palestinas viven de los ingresos provenientes del turismo religioso, y desde hace meses no tienen recursos. Sólo un pequeño grupo de cristianos extranjeros llegó a Jerusalén este viernes para vivir la Semana Santa, comenzando con la tradicional misa del domingo de Ramos que presidió el Card. Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén.
“Las celebraciones de estos días – explica el P. Romanelli – encierran una mezcla de amargura y alegría. Las celebraciones del Domingo de Ramos en Oriente Medio son muy populares, especialmente entre los niños, que en el ámbito cristiano la consideran su fiesta. Pero los ritos se redujeron a lo esencial, a la parte litúrgica, como han hecho los musulmanes con el Ramadán». Las personas, ya sean cristianas o musulmanas, no quieren «descuidar la parte religiosa, la fe es un componente esencial para los habitantes de Oriente Medio, y con mayor razón en Semana Santa». Desde ayer se celebran los Lamentos de Jeremías, la Liturgia de las Tinieblas, hay misa y luego vísperas, pero en el fondo subsiste un clima de profunda tristeza, porque no vemos el final. En el pasado era diferente, se podía suponer cuánto podía durar un conflicto, incluso si eran varias semanas, mientras que esta vez nadie ve un final».
Una de las razones de la falta de participación de los cristianos de Cisjordania podría estar relacionada con la concesión «extremadamente tardía» y «por un solo día» de los permisos por parte de las autoridades israelíes, que no permitieron viajar a Jerusalén. Dirigiéndose a los cristianos de la Franja, la mayoría de los cuales se han refugiado dentro de la parroquia de la Sagrada Familia, el P. Romanelli los invita a «resistir, como siempre lo han hecho, en medio de las pruebas, porque no están solos». Por otra parte el hombre de Oriente Medio, cristiano y musulmán, es una persona «de fe y devoción, sobre todo en los momentos de prueba». A nivel de vida, en el plano existencial – continúa – el ambiente de Tierra Santa se ha vuelto hostil para todos. Este conflicto está cambiando gran parte de la realidad local, incluso a nivel material, donde muchos han perdido su trabajo, sobre todo aquellos que vivían del turismo religioso y las peregrinaciones. Luego están los permisos de trabajo cancelados, las restricciones a los desplazamientos, los bloqueos que acaban afectando a la «gente común» en la dimensión cotidiana de la Franja, y no sólo allí.
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