(ZENIT Noticias / Roma, 25.02.2024).- Por una tradición de discutibles orígenes históricos, el teólogo del Papa es un dominico y el predicador un franciscano. Esa es la razón por la que dos veces al año, una en Adviento y otra en Cuaresma, el predicador del Papa dirija una serie de meditaciones al Papa y a la Curia Romana. El actual teólogo del Papa es el dominico Wojciech Giertych y el predicado el franciscano-capuchino Rainiero Cantalamessa.
El viernes 23 de febrero el cardenal Cantalamessa dirigió la primera predicación de Cuaresma a la Curia Romana en el Aula Pablo VI. Era evidente una silla vacía: la del Papa Francisco. ¿Dónde estaba el Papa? Ese mismo día, pero más tarde, el Papa terminó sus ejercicios espirituales anuales. Los había iniciado la tarde del domingo 18 de febrero y los concluía la tarde de ese viernes. No se conoce que alguien le haya predicado personalmente, por lo que es bastante probable que él mismo usó algún libro para meditar. Una pista de lo que el Papa usa para eso lo solemos encontrar en dos momentos: en los libros que regala a los cardenales en ocasión de la felicitación por la Navidad o en los libros que regala a los sacerdotes de la diócesis de Roma al final de la misa crismal del Jueves Santo.
No obstante los ejercicios y una agenda muy distinta para posibilitar el propio retiro, el Papa dio noticias durante esta semana: el 23 de febrero nombró a un nuevo secretario para el Dicasterio para la Unidad de los Cristianos, el 24 del mismo mes aceptó la renuncia del obispo polaco de Szczecin-Kamień (acusado de encubrimiento en casos de abusos) y ese mismo sábado cancelaba las audiencias programadas “a causa de un leve resfriado”. Una de las audiencias canceladas era la de los diáconos de la diócesis de Roma que recibirán la ordenación sacerdotal próximamente. El domingo 25 el Papa se encontraba ya bien y por eso pudo rezar el Ángelus con 20 mil peregrinos -según datos de la Gendarmería Vaticana- en la Plaza de San Pedro. El Pontífice aprovecho para recordar que el 24 de febrero se habían cumplido dos años de la invasión rusa de Ucrania.
Pero quizá la noticia más relevante (que fue de hecho con la que inicio la semana) fue la carta que a nombre del Papa escribieron tres cardenales a los obispos alemanes que entre el 19 y el 22 de febrero tenían su Asamblea Plenaria en Augsburgo. Con fecha del 16 de febrero, la carta de los cardenales Parolín, secretario de Estado; Fernández, prefecto para Doctrina de la Fe; y Prevost, prefecto del Dicasterio para Obispos, comunicaba a los obispos que de proceder con la votación de un Comité Sinodal estarían yendo no sólo contra normas del Derecho Canónico sino contra la voluntad del Papa y por tanto contra la comunión con toda la Iglesia.
Al final los obispos fueron obedientes y desistieron, no hubo cisma, pero manifestaron sus críticas al Vaticano. ¿Cuál es el problema de ese Comité Sinodal? Que suplanta la autoridad personal del obispo en el territorio para el cual ha sido nombrado pastor. Se trata de una entidad híbrida de laicos y algunos representantes del episcopado que podrían pedir cuentas a quién sea y también imponer normas (también prácticas pastorales) como quieran. Como tal vez es sabido, todo este “camino sinodal alemán” (distinto al tema del “sínodo sobre la sinodalidad” que se vive a nivel Iglesia universal) surgió a raíz de la crisis sobre los abusos en Alemania. Los obispos quisieron ver como causa exclusiva de los males de la Iglesia el ministerio ordenado y con él, el celibato. Curiosamente han publicado pocas semanas atrás los informes sobre abusos en la iglesia protestante alemana donde el clero no es célibe… y los datos no son menos impresionantes que cuando salieron los de la Iglesia católica. ¿Ahora a quién echarle la culpa? Por cierto, uno de los frutos más “curiosos” de la Asamblea del episcopado alemán fue el sui generis nombramiento por primera vez en la historia de un obispo encargado de la pastoral queer, es decir, con la comunidad del arcoíris.
Por otra parte, la escasez de información procedente del Papa y el Vaticano (recuérdese que el Papa pidió a todos los jefes de dicasterios y secretarios que hicieran también sus ejercicios espirituales, aunque hemos coincidido con al menos tres personas en eventos públicos esta semana y a muchas más se les ha visto posteando en sus redes sociales) posibilitó que una rueda de prensa del miércoles 21 de febrero, en torno al caso Rupnik, tuviese un eco mayor.
Dos víctimas del sacerdote Marko Ivan Rupnik dieron la cara -y nombre- por primera vez en público, contando ante la prensa muchos de los pormenores de los abusos sexuales, psicológicos, físicos y espirituales a los que les sometió el famoso artista y ex jesuita. La rueda de prensa tuvo lugar en Roma y las fechas elegidas no fueron al azar: este mes se cumplen 5 años de la Cumbre contra los abusos sexuales en la Iglesia convocada por el Papa Francisco. Por cierto, estamos próximos a que el Santuario de Lourdes comuniqué si se retirarán los mosaicos de Rupnik del santuario. Una comisión formada por el obispo local lleva meses discutiéndolo. La decisión impactará lo que suceda en otros muchos santuarios e iglesias que tienen mosaicos de Rupnik (por citar un par de ejemplo, Aparecida, san Giovanni Rotondo o la catedral de la Almudena en Madrid).
Cerramos esta crónica con un hecho: la Comisión Sinodal y Teológica de la iglesia ortodoxa rusa se reunió el 20 de febrero y giró en torno al tema de Fiducia Supplicans. Su conclusión fue esta:
“Los participantes en el encuentro expresaron sus posiciones sobre el contenido teológico de la declaración “Fiducia supplicans”, que por primera vez en la historia de la Iglesia católica propone formas de bendición de las “uniones entre personas del mismo sexo”. Los miembros de la Comisión Teológica Bíblica sinodal fueron unánimes en que esta innovación reflejaba un marcado alejamiento de la enseñanza moral cristiana”.
Hablábamos al inicio del teólogo del Papa. El predicador se ocupa de predicar. ¿Y el teólogo? Según una explicación del cardenal Georges Cottier, anterior teólogo del Papa (ya difunto), “en leer y dar el «nihil obstat» a todos los textos que preparan los colaboradores del Papa que le asisten en la preparación de sus discursos, mensajes, etc., a excepción de los que afectan a las relaciones con el Cuerpo diplomático y la diplomacia vaticana”. Sería interesante saber qué respondería el teólogo del Papa a los ortodoxos rusos.
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